lunes, 23 de marzo de 2009

मी Refugio

Ir a buscar comida al fiado nunca fue ni será jamás algo cómodo. Por el contrario, en algunos casos despierta vergüenza. Al fin y al cabo se trata de un favor.
-Lo siento, don Aníbal. Ya tiene una cuenta bastante grande y, perdóneme la franqueza, no veo que consiga trabajo--le dijo el propietario del negocio.
-Pero lo he intentado--repuso el hombre.
-No lo dudo, don Aníbal, pero se que me comprenderá. Son negocios. No puedo dejarme mover por el corazón...--y dio la espalda para atender a un cliente que llegaba.
Aquél día razonó que es cuando hay solidez económica; cuando menguan los recursos, todos quieren hacerse a un lado. Es como si dijeran: "No queremos estar junto a los fracasados".
Llegó a su casa dispuesto a seguir adelante. No podía darse el lujo de contagiar a su familia con el desánimo. Prometió ir en "busca de algo". Y aunque arrastraba los pies con desgana, reemprendió la tarea de buscar trabajo.
Lo embargaba la firme convicción de que, aunque llevaba tres semanas en la misma tarea, de que Dios lo socorrería. Y la respuesta se produjo. Consiguió trabajo en un taller de mecánica. Lavaba repuestos con gasolina. Poco a poco pudo ponerse al día, saldando la totalidad de las deudas.
Los problemas amenazan con robarnos la paz. Sin embargo, cuando depositamos la confianza en Aquél que todo lo puede, logramos salir de la crisis. No permita que lo embargue la desesperación. Busque una salida. Está en Jesucristo. Él está con nosotros. Nos extiende su mano brindando la ayuda que necesita.
Salmo 31:1"En ti Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. Inclina a mi tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tu mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación"

La prisión de la necesidad

La prisión de la necesidad. Ha visto sus prisioneros. Tienen «necesidad». Siempre necesitan algo. Quieren algo más grande. Más hermoso. Más rápido. Más delgado. Necesitan.
No es mucho lo que necesitan. Sólo quieren una cosa. Un nuevo trabajo. Un nuevo automóvil. Una nueva casa. Una nueva esposa. No quieren mucho. Sólo una cosa.
Con sólo «una cosa» serán felices. Y tienen razón: serán felices.
Cuando tengan «una cosa» saldrán de la prisión. Entonces sucede algo. El olor a carro nuevo se desvanece. El nuevo empleo se envejece. Los vecinos compran un televisor más grande. La nueva esposa tiene malos hábitos. La chispa se esfuma, y antes que usted se dé cuenta, otro exconvicto quebranta su palabra y regresa a la prisión.
¿Está usted en la prisión? Sí, si se siente mejor cuando tiene más y peor cuando tiene menos. Sí, si su gozo está a una entrega de distancia, a un traslado de distancia, a un premio de distancia o a una renovación de distancia.
Si su felicidad procede de algo que deposita, conduce, bebe o come, reconózcalo: usted está en una cárcel, la cárcel de la necesidad.
Esa es la mala noticia.
La buena es que tiene una visita. Y su visita tiene un mensaje que puede darle la libertad. Vaya a la sala de visitas.
Tome asiento, y vea al otro lado al salmista David.
Le hace señas para que se incline hacia él. «Tengo un secreto que contarte», susurra, «el secreto de la satisfacción: "Jehová es mi pastor; nada me faltará"» (Salmo 23.1).
David ha encontrado los pastos donde va a morir el descontento. Es como si dijera: «Lo que tengo en Dios es más grande que lo que no tengo en la vida».Lucado, M. (2001). Aligere su equipaje. Nashville: Caribe-Betania Editores.
Salga de esa Prisión hoy mismo y viva con alegría y satisfacción. Satisfacción real no está en las cosas, sino en Dios que todo lo llena. NO siga mas preso y sea Libre en Él.
Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos. Ezequiel 34:27
Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. Daniel 6:16